Tenía
un poco de miedo de que fuera muy feo, pero me ha parecido muy bonito, de hecho
es muy parecido a mis muñecos. Mucho mejor porque hace pis y caca de verdad.
Me lo
han dejado coger en brazos y pesa mucho pero creo que me gustará jugar con él
si mama me deja.
Papa
estaba muy pendiente de mí, me ha comprado patatas, ha jugado conmigo y me ha
dejado su móvil para que hiciera fotos al bebe. Yo creo que tiene miedo de que
tenga envidia. No entiendo bien lo que significa esa palabra, pero la oigo
mucho cuando hablan entre ellos de mi.
No
hemos estado mucho, porque ha empezado a venir gente a ver a mi mama y al niño
y al final la abuela ha dicho que mejor nos íbamos y que me llevaba a comer
chocolate con churros. Yo por supuesto, ¡encantada!.
Ya han
vuelto todos a casa, papa, mama y el hermanito que me han dicho se llama Joel.
Yo prefería llamarle Luis como mi mejor amigo, pero no me han hecho mucho caso.
No me dejan jugar con él. Siempre están ¡No le toques con esas manos tan
sucias! ¡No le des besos, que tienes mocos y le vas a pegar algo!.¡No le
aprietes tanto las manos!. Un rollo, yo pensaba que iba poder jugar con él pero
está visto que no. Así que he decidido ignorarlo. Pero eso tampoco les gusta,
hablan entre ellos que si tengo celos y por eso no quiero al bebe. No sé que
significa tampoco esa palabra pero no juego con él porque no me dejan. Son muy complicados estos mayores.
Joel ya
me conoce y cuando me ve me sonríe mucho, creo que le gusto un poco. Al principio me miraba raro
y solo quería estar con mama. Ahora cuando yo le digo algo se ríe y mueve mucho
sus pies y se mete constantemente las
manos en la boca. Está muy gracioso. Ya no me dicen tanto que no le toque así
que ya juego un poco con él. Le doy un juguete y él lo tira al suelo, yo lo
recojo y se lo vuelvo a dar, él se ríe y lo vuelve a tirar. Nos divertimos
mucho con ese juego.
Al
volver del cole mientras meriendo él me mira mucho y ha empezado a hacer
ruiditos, muy graciosos, yo me apunto al juego y nos pasamos mucho rato
diciendo cosas como: gaga…tata…bubu…
-¡Mara,
Mara! Alguien me llama, me giré y vi a una enfermera.
-¡Te
habías dormido otra vez, es preferible que no te duermas ahora que casi es hora
de comer! Dice muy seria la señora.
Me miré
las mano y no tenía los lápices de
colores, si no, unas manos viejas, con manchas y arrugas. ¿Qué me ha pasado?
Hace un momento tenía cuatro años y ahora…. Ahora debo tener más de ochenta.
-¡Señorita!
¿Qué me ha pasado? ¡Mis manos…!
-Nada,
¿Por qué lo dice? ¿le duelen las manos? Me preguntó.
-¡Están
viejas! ¡Pero yo no soy vieja!.
La
mujer me acercó un espejo y se fue, mientras decía ¡Lo dicho Mara, no te duermas!
Y sí…
mi reflejo del espejo me decía que yo era vieja. Por un momento había viajado a
mi niñez, dormida o despierta aún no sé.
Al
menos por unos momentos he vuelto a ser feliz.
No hay comentarios:
Publicar un comentario