...Las olas le
daban miedo, cada vez que una se acercaba, la niña salía corriendo hacia su
madre dando grititos. Mi hija la miraba sin entender cómo podía tener miedo ¡era
solo agua!. Se acercó a ella y le dijo ¡Hola me llamo Ana!¿y tú? ¿quieres se mi
amiga?. La niña sonrió y dijo que sí y que se llamaba Lourdes. Y juntas se
pusieron hacer castillos de arena, al rato, estaban las dos jugando en el agua
y saltando olas. La madre de Lourdes se acercó a mi y dijo que estaba encantada
porque mi hija había conseguido lo que ellos en dos días de intentos no habían
logrado. Lourdes tenía síndrome de Down y cuando se negaba a algo era muy
complicado hacerla cambiar de opinión. En ese momento pensé que ojala los
adultos fuéramos a veces más como los niños que no se fijan tanto en las diferencias, si no en las semejanzas y mi hija
solo veía en ella a otra niña con la que jugar y pasarlo bien...
miércoles, 31 de julio de 2013
martes, 30 de julio de 2013
El sidecar
...Los dos estaban emocionados y nerviosos, les ayudé a
vestirse porque aquellos monos de motorista eran muy apretados y sus manos no
tenían fuerza para subirse los pantalones, se pusieron sus guantes, sus botas,
el casco tuneado que les regalé hace años. Finalmente les ofrecí mis brazos para
ayudarlos a subir a la vieja moto con sidecar. No podía evitarlo, me daba risa
verlos allí sentaditos, tan felices. Les dije que no se movieran que les iba a
sacar una foto, pero en ese momento el abuelo arrancó la moto y la foto salió con
la abuela sonriendo y saludando...
miércoles, 24 de julio de 2013
Cien años de soledad
…La chica respiró hondo antes de llamar al timbre, subir cinco
pisos sin ascensor le había dejado sin resuello. Una mujer muy mayor abrió la
puerta. La chica le explicó que la tenían censada como persona de más de ochenta
años y que desde asuntos sociales estaban visitando a todos los abuelos por ver
si necesitaban algo.
-¡Uyyy, ochenta años, quien los pillara guapa, tengo cien recién
cumplidos! ¡Pasa, pasa que te cuento! Siéntate ¿quieres un café o un vaso de
agua?
-Agua estaría bien, gracias, me ha costado subir hasta aquí.
La mujer se fue a la cocina despacito y trajo una
bandejita con un vaso de agua, unos dulces, una servilleta de tela y un florero
pequeñito con una flor de plástico. Entonces comentó.
-¡Pues eso es lo que yo necesitaría, un ascensor!. Lo que
peor llevo es no poder bajar a la calle, pasear, ir al parque, mis piernas ya
no dan para bajar las escaleras. La comida me la suben de la tienda de la
esquina, llamo por teléfono y me traen lo que necesito, que es poca cosa, y si
me pongo mala suele venir el médico del ambulatorio a casa…
-¿No tiene familia o alguien que le ayude?
-No tengo hijos, nunca me casé y el único sobrino que
tenía murió este año, tenía ochenta y un años. Ya no me queda ningún amigo, ni
familiar, los he sobrevivido a todos, es un poco duro pero es así. Además los
vecinos son muy buenos, alguna vez me han tenido que bajar “a la sillita la
reina” para ir al banco, que son unos pesados y quieren que cada dos por tres firme
unos papeles para que vean que estoy viva y poder cobrar la pensión. Pero ¡bebe,
bebe maja que tienes mala cara!. Y luego a ver si escribes un buen informe y me
ponen un ascensor, eso sería como si vinieran los reyes magos…Eso me recuerda
una vez cuando yo tenía ocho años que me pedí una muñeca de trapo y bla, bla…
La chica se quedó tres horas en su casa escuchando viejas
historias, no veía la manera de dejar a la anciana sin ofenderla y sin sentirse
mal por dejarla en su inmensa soledad. Finalmente se levantó, se despidió de
ella y prometió hablar sobre su caso. Cuando la puerta se cerró, la chica
comenzó a bajar aquellos cinco pisos que separaban un siglo de historias con el
mundo actual…
domingo, 21 de julio de 2013
Historias de un chofer
...¡Lo siento señor juez, pero no puedo hablar de eso! firmé un contrato de confidencialidad con mi jefe cuando entré como chofer suyo y creo que ese contrato me vincula igual que a un cura el secreto de confesión ¿no es así?.
¡Pues no, en caso de posible estafa o delito, queda excluido de esa vinculación! dijo el juez, a no ser que quiera que se le acuse de encubridor.
¡Ahhh bueno!, pues entonces canto la Traviata si es preciso.... a ver por donde empiezo...¡Ahhh sí! todo empezó cuando me contrató el señor, quedó muy claro por su parte que yo debía ser ciego, mudo y sordo y durante 14 años lo he sido. Tengo que puntualizar que me ha complementado generosamente mi sueldo con algún que otro regalo en forma de sobre y que yo con cuatro hijos he gastado en bono transportes, ropa o matrículas de la universidad, así que, bueno no sé si eso es un delito o no.
¡Bueno no estamos ahora aquí para juzgarle a usted, aunque puede que en base a esto se abran diligencias para una investigación de sus bienes, prosiga!, dijo el juez.
Bueno no sé que más contar, por mi coche ha pasado todo tipo de personas, economistas, constructores, artistas, escultores, muchos políticos, dueños de club de fútbol, empresarios... bufff la verdad es que he conocido a mucha gente durante estos años, mi mujer se sorprendería de saber la cantidad de gente que sale por la tele y yo he llevado en el coche y he conversado con ellos. Algunos muy majos ¡eh! y otros no tanto...
¡Ya, ya, no se desvíe! ¿podría decirnos si en su coche se producía algún intercambio de dinero? preguntó el juez.
Bueno pues... no sé decirle... pero los sobres que se pasaban eran igualitos que los que me daba a mí, lo que había dentro no sé lo que era. Si eso sirve de algo... Yo ya estoy a punto de jubilarme y no quiero problemas... Además el señor conmigo se portó siempre muy bien. Aunque tenía que estar muchas horas a su servicio y hacer muchos viajes a cualquier hora, esperar muchas veces en el coche sin comer o cenar, y desde luego ser discreto, hasta ahora lo he sido. Creo que el señor no tendrá ninguna queja.
¡No lo dudo, es suficiente!, dijo el juez, la secretaria le pasará un papel para que apunte el nombres de todas las personas que ha llevado en alguna ocasión en el coche y se les investigará, puede retirarse, gracias...
jueves, 18 de julio de 2013
Fitipaldi
...A mi padre le gustaba viajar por carreteras secundarias, decía que eran menos aburridas y que nos permitía conocer mejor los pueblos. Nosotros no opinábamos lo mismo porque siempre había más curvas y alguno terminaba mareado, echando la peladilla sobre los demás. Mi madre callaba, como siempre, y acataba la decisión del hombre de la casa por miedo a alterarle. Hoy he acompañado a mi madre a poner unas flores en la curva donde nuestro “Fitipaldi” padre se ha matado por hacer adelantamientos arriesgados. He perdido un padre irresponsable pero he ganado una madre que ya no tiene miedo...
martes, 16 de julio de 2013
Mi bien más preciado
...Estaba leyendo una noticia sobre una exposición
fotográfica donde Refugiados de Sudán, Malí y Siria posaban con su bien más
preciado. Dowla Barik mostraba una vara de madera que le permitió llevar sobre
sus hombros colgados de ambos extremos y sentados en cestas a cuatro de sus
seis hijos durante una fuga de diez días. Shari jokulu, que es ciega, mostraba
un vara de madera gracias a la cual su hijo pudo guiarla durante los 5 meses
que duró su fuga. Para la pequeña Leila, Siria de 9 años, eran unos pantalones
vaqueros con una pequeña flor bordada, que guardaba para usar en ocasiones
especiales.
Llamé a mis hijos y les pregunté que se llevarían de
viaje si solo se pudieran llevar una cosa y me sorprendí, pensé que querrían la
Wii o la Nintendo o que no sabrían elegir y querrían llevarse muchas cosas,
pero no... el niño eligió el balón de fútbol y la niña un pequeño peluche viejo
y destartalado con el que aún dormía.
Después miré a mi alrededor y pensé que a mi si me resultaba
complicado elegir un solo objeto. Yo era de las que cuando hace una maleta mete
"Por si acaso" de todo y supongo que es porque me cuesta minimizar.
Pensé y pensé y lo único que realmente me costaba perder eran las fotos de mi
familia, de mis hijos de bebe, de mis padres y abuelos, de mis amigos, de mis
viajes... Sí, pensé que aquellas fotos donde estaba recogida toda mi vida era
lo único que me gustaría conservar como bien material. En ese momento me di
cuenta de que la mitad de mis fotos estaban en un disco duro y eso no sería muy
útil si tuviera que salir corriendo para librarse de un bombardeo y viajar
durante semanas o meses por carreteras o bosques sin electricidad. ¡Vaya!, eso
me convenció para hacer una selección de las mejores fotos y sacar un solo
álbum en papel que conservaría como oro en paño.
Ojala nunca tenga que hacer una única maleta con toda mi
vida y marchar para siempre de mi hogar, como esos refugiados del periódico...
viernes, 12 de julio de 2013
"La Thatcher" manda.
...Yo estaba sentada con mis amigas, comentando la fiesta del sábado, cuando sentí que alguien me miraba. Era Mauricio, habíamos estado bailando juntos el sábado por la noche. Llevábamos varios días tonteando, cruzando nuestras miradas durante las comidas o durante las clases de gimnasia. Por fin el sábado se acercó lentamente donde yo estaba sentada y me invitó a bailar. Me puse nerviosísima, casi no me tenía en pié pero sus fuertes brazos me ayudaron a girar y no caer. Estuvimos intentando hablar pero mi aparato auditivo no estaban bien y tuvimos que conformarnos con mirarnos, sonreirnos y apretarnos mucho al bailar. La fiesta duró poco para mi gusto, habría estado bailando entre sus brazos media noche si no fuera porque llegó "La Thatcher", que era la enfermera jefe del asilo, apagó la música y nos mandó a todos a la cama, porque ya era tarde. Algunos protestamos y pedimos que nos dejaran un ratito más, pero con ella no se discutía. Así que a hurtadillas Mauricio intentó entrar en mi cuarto para pasar la noche juntos, pero nos pillaron y después de regañarnos, intimidarnos con hablar con nuestros hijos, nos obligaron a ir cada uno a nuestra habitación. Pasé la noche soñando con él, me sentí igual que hace 70 años cuando conocí a mi primer amor. Quien me iba a decir a mí, a mis 85 años, que podría sentir la misma emoción que con 15 años. Para el amor no hay edad, pero será duro convencer a "La Thatcher" de que nos deje salir juntos al igual que me costó convencer a mi madre en aquella ocasión...
sábado, 6 de julio de 2013
El ritual matutino
...Comenzaba el ritual de cada día, aparcaba el coche
cerca del trabajo, ponía la alarma de su móvil en modo despertador, bajaba el
sonido de la radio, quitaba la alarma del coche y cerraba el pestillo con ella
dentro, reclinaba el asiento y se dormía plácidamente durante hora u hora y
media, eso dependía del tráfico que hubiera habido esa mañana.
Vivir en una gran ciudad para ella había sido siempre un
sueño, pero ahora que sufría las consecuencias empezaba a echar de menos su
pequeño pueblo a orillas del mar. Si llegaba más tarde era imposible aparcar
por la zona y eso implicaba entrar más tarde y en consecuencia salir más tarde,
cosa que ahora con los niños se le hacía imposible, prefería madrugar y dormir
un rato en el coche para poder salir por la tarde a su hora y llegar "pronto"
a casa y disfrutar más tiempo de sus pequeños.
Cuantas veces ahora añoraba su feliz infancia, cuando
pasaba todo el día en la calle, sin prisas, sus meriendas, sus amigos, sus columpios.
Ahora sus hijos no disfrutaban igual, tenían millones de extraescolares, no
iban solos a la calle, sus meriendas no eran de pan del día y casi no estaban
en contacto con otros niños fuera del colegio. Definitivamente sus hijos habían
salido perdiendo con vivir en una gran ciudad, pero ¿qué hacer?, quizás mañana mientras
preparaba el ritual de sus siesta matutina podría dedicarle unos minutos a
pensar en ello, en el fondo era su momento de mayor lucidez y tranquilidad...
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