...Los dos estaban emocionados y nerviosos, les ayudé a
vestirse porque aquellos monos de motorista eran muy apretados y sus manos no
tenían fuerza para subirse los pantalones, se pusieron sus guantes, sus botas,
el casco tuneado que les regalé hace años. Finalmente les ofrecí mis brazos para
ayudarlos a subir a la vieja moto con sidecar. No podía evitarlo, me daba risa
verlos allí sentaditos, tan felices. Les dije que no se movieran que les iba a
sacar una foto, pero en ese momento el abuelo arrancó la moto y la foto salió con
la abuela sonriendo y saludando...
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