domingo, 21 de julio de 2013

Historias de un chofer


...¡Lo siento señor juez, pero no puedo hablar de eso! firmé un contrato de confidencialidad con mi jefe cuando entré como chofer suyo y creo que ese contrato me vincula igual que a un cura el secreto de confesión ¿no es así?.
¡Pues no, en caso de posible estafa o delito, queda excluido de esa vinculación! dijo el juez, a no ser que quiera que se le acuse de encubridor.
¡Ahhh bueno!, pues entonces canto la Traviata si es preciso.... a ver por donde empiezo...¡Ahhh sí! todo empezó cuando me contrató el señor, quedó muy claro por su parte que yo debía ser ciego, mudo y sordo y durante 14 años lo he sido. Tengo que puntualizar que me ha complementado generosamente mi sueldo con algún que otro regalo en forma de sobre y que yo con cuatro hijos he gastado en bono transportes, ropa o matrículas de la universidad, así que, bueno no sé si eso es un delito o no.
¡Bueno no estamos ahora aquí para juzgarle a usted, aunque puede que en base a esto se abran diligencias para una investigación de sus bienes, prosiga!, dijo el juez.
Bueno no sé que más contar, por mi coche ha pasado todo tipo de personas, economistas, constructores, artistas, escultores, muchos políticos, dueños de club de fútbol, empresarios... bufff la verdad es que he conocido a mucha gente durante estos años, mi mujer se sorprendería de saber la cantidad de gente que sale por la tele y yo he llevado en el coche y he conversado con ellos. Algunos muy majos ¡eh! y otros no tanto...
¡Ya, ya, no se desvíe! ¿podría decirnos si en su coche se producía algún intercambio de dinero? preguntó el juez.
Bueno pues... no sé decirle... pero los sobres que se pasaban eran igualitos que los que me daba a mí, lo que había dentro no sé lo que era. Si eso sirve de algo... Yo ya estoy a punto de jubilarme y no quiero problemas... Además el señor conmigo se portó siempre muy bien. Aunque tenía que estar muchas horas a su servicio y hacer muchos viajes a cualquier hora, esperar muchas veces en el coche sin comer o cenar, y desde luego ser discreto, hasta ahora lo he sido. Creo que el señor no tendrá ninguna queja.
¡No lo dudo, es suficiente!, dijo el juez,  la secretaria le pasará un papel para que apunte el nombres de todas las personas que ha llevado en alguna ocasión en el coche y se les investigará, puede retirarse, gracias...

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