...Estaba leyendo una noticia sobre una exposición
fotográfica donde Refugiados de Sudán, Malí y Siria posaban con su bien más
preciado. Dowla Barik mostraba una vara de madera que le permitió llevar sobre
sus hombros colgados de ambos extremos y sentados en cestas a cuatro de sus
seis hijos durante una fuga de diez días. Shari jokulu, que es ciega, mostraba
un vara de madera gracias a la cual su hijo pudo guiarla durante los 5 meses
que duró su fuga. Para la pequeña Leila, Siria de 9 años, eran unos pantalones
vaqueros con una pequeña flor bordada, que guardaba para usar en ocasiones
especiales.
Llamé a mis hijos y les pregunté que se llevarían de
viaje si solo se pudieran llevar una cosa y me sorprendí, pensé que querrían la
Wii o la Nintendo o que no sabrían elegir y querrían llevarse muchas cosas,
pero no... el niño eligió el balón de fútbol y la niña un pequeño peluche viejo
y destartalado con el que aún dormía.
Después miré a mi alrededor y pensé que a mi si me resultaba
complicado elegir un solo objeto. Yo era de las que cuando hace una maleta mete
"Por si acaso" de todo y supongo que es porque me cuesta minimizar.
Pensé y pensé y lo único que realmente me costaba perder eran las fotos de mi
familia, de mis hijos de bebe, de mis padres y abuelos, de mis amigos, de mis
viajes... Sí, pensé que aquellas fotos donde estaba recogida toda mi vida era
lo único que me gustaría conservar como bien material. En ese momento me di
cuenta de que la mitad de mis fotos estaban en un disco duro y eso no sería muy
útil si tuviera que salir corriendo para librarse de un bombardeo y viajar
durante semanas o meses por carreteras o bosques sin electricidad. ¡Vaya!, eso
me convenció para hacer una selección de las mejores fotos y sacar un solo
álbum en papel que conservaría como oro en paño.
Ojala nunca tenga que hacer una única maleta con toda mi
vida y marchar para siempre de mi hogar, como esos refugiados del periódico...
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