martes, 29 de abril de 2014

Fecha de caducidad

...Tengo la casa recogida y limpia. Ya he planchado y he preparado la comida para mi marido y para mi.¿y ahora que?. Miro por la ventana y siento como las lágrimas bajan silenciosas por mis mejillas. Sí, reconozco que tengo una tremenda depresión. Desde que mis hijos se fueron de casa y se independizaron y nos quedamos solos mi marido y yo siento un vacío tan grande que no se como llenar. Cada día es igual al anterior e igual al siguiente. Espero con ansiedad al fin de semana porque en ocasiones alguno de mis hijos viene a comer y llevarse unos tuper con comida para la semana. Me paso la semana cocinando y congelando para luego poder ofrecer el único señuelo que me permite mantenerles medianamente cerca. Mi marido vive para su trabajo, sus amigos y sus deportes, creo que ya ni me ve. ¿y que hago yo? ¡Nada! Debería pedir ayuda, pero ¿a quien?. 
-¡Vaya y ahora suena el teléfono!
 -¿diga? 
-¿hablo con María Luisa? 
- Sí, ¿quien es? 
- ¿ha pedido Ud. Ayuda?
 - ¿como dice? 
- Que llamo para ayudarla. Me han informado que está triste, depresiva, sin ganas de nada ¿es cierto? 
Al oír eso, un escalofrío recorrió mi espalda ¿que broma pesada era esa? 
- ¿Sigue ahí? Escuche, no es una broma. Hemos escuchado su petición de auxilio y estamos para eso, para ayudar a quien lo pide con sinceridad. 
Retiré el auricular y lo miré.¿me estaría volviendo loca? Me lo puse de nuevo en la oreja. 
- Sra.le ofrecemos su felicidad a cambio de algo muy sencillo. 
- ¿El qué?
 - Su vida. 
- ¿Mi vida? ¿Está loco? Le voy a colgar 
- No, por favor escuche ¿no es cierto que se le ha pasado alguna vez el suicidio por la cabeza? 
- ¿Como sabe eso? 
- Ya le he dicho que es nuestro trabajo. Vivimos de las desgracias ajenas. Pero ofrecemos grandes cosas. Si nos permite acabar con su vida, digamos en un plazo de 10 años le garantizamos felicidad extrema durante ese tiempo y una muerte rápida y digna ¿que opina? 
- ¿Dejaría de sentirme tan mal?
 -¡Desde el mismo instante en el que acepte y cuelgue el teléfono! ¿acepta el trato? 
Mire a mi alrededor, la casa vacía, impoluta, recogida, fría, llena de soledad y amargura. 
- Sí, dije sin pensarlo. 
- ¡Perfecto! En cuanto cuelgue todo cambiará, ¡pero recuerde!. Tal día como hoy dentro de 10 años su vida se apagará. 
Y colgó. Yo miré a mi alrededor y noté como el sol entraba a raudales por la ventana e iluminaba cada rincón de mi hogar.¡Sí, mi hogar! Sentí que necesitaba salir a pasear, tenía ganas de gritar, me sentí de repente llena de vida con ganas de hacer cosas.¿habría sido un sueño? ¿tendría de verdad una fecha de caducidad?. Me daba igual, me sentía bien, cogí mi bolso y me fui a la calle...

Quisiera

Quisiera soltar amarras y alejarme cuanto antes de este puerto. 

Quisiera surcar los mares hasta el infinito y perderme entre la espesa bruma. 

Quisiera ver la luna emerger lentamente, de las profundas y oscuras aguas del mar.

Quisiera estar a solas con la brisa y respirar profundamente. 

Quisiera vencer el tiempo, pero eso... eso es como luchar contra el viento.


miércoles, 2 de abril de 2014

Mis hijos ya tienen madre

...Ayer me despidieron del trabajo. Alegaron que la economía estaba muy mal, que no vendían, que lo sentían mucho porque yo había trabajado mucho y bien. Pero...
¡Desde luego que había trabajado mucho!, tengo dos hijos a los que casi no conozco. Solo los he disfrutado los fines de semana y a veces ni eso, porque siempre había un viaje, una reunión,una documentación que terminar. 
Mi marido y mis suegros han llevado la carga familiar. Acudir a médicos, ir al cole, a las funciones del cole, a las extraescolares. ¡Yo nunca he podido!. Pensaba, tontamente, que el trabajo estaba antes, porque era lo que nos daba de comer. Pero.... 
Hoy he llevado yo a mis hijos al cole, por primera vez en años, como no tengo que ir a trabajar ellos se han librado de madrugar y de desayunar allí. Estaban super contentos y me daban besos y reían por todo. Yo sé que es por la novedad, pero eso no quita que me haya dado cuenta de cuantas cosas me he perdido. Mi hijo menor iba por el camino sonriendo y diciendo a todo el mundo ¡está es mi mama!¡hoy nos trae ella y no hemos desayunado en el cole!. Otros padres se me han presentado, porque para ellos he sido la madre ausente, la madre fantasma. Me he sentido muy rara.¡Feliz! por ver a mis niños tan contentos porque para ellos mi paro significa que estaré mas tiempo con ellos.¡Triste! por ver cuantas cosas me he perdido.¡Agobiada! pensando en como seguiremos adelante con solo el escaso sueldo de mi marido... Bueno, ya me preocuparé mañana, hoy voy a disfrutar el momento e intentar aprovechar el tiempo perdido con mis hijos.

Cartas a mi misma

...Cuando el mundo digital se expandió y relegó el lápiz y el papel a un triste rincón, sentí que parte de mi vida se había perdido. 
Desde niña me encantó escribir cartas a mis amigos, escribir cuentos, diarios, noticias. Pero ahora ya nadie escribe cartas en papel y mi correspondencia se ha reducido a facturas. 
Un día, de esos en lo que todo te sale mal y quisieras morirte o gritar, decidí escribirme una carta a mi misma para desahogarme. A los dos días cuando recibí mi propia carta en el buzón y la leí, sentí como si me lo contara otra persona y pude pensar en el problema desde fuera. Eso me ayudó a encontrar una solución y verlo todo desde otro punto de vista. Con la razón reinando sobre el corazón. 
Poco a poco tomé la costumbre de escribirme con asiduidad y eso me ayudó a comprender mi vida, mis actos y a disfrutarlo todo dos veces. 
Fueron pasando los años y un día el cartero llamó a mi puerta.¡me extrañó! normalmente dejaba las cartas en el buzón. Me dio una de mis cartas y me dijo.¡vengo a despedirme, me jubilo y hoy es mi último día! Usted ha sido la única persona en años a la que he llevado cartas que no fueran facturas o papeleo burocrático y quería despedirme personalmente. Le invité a un café y charlamos durante horas. Descubrí en él a una persona singular, me contó que por mi letra sabía cuando había tenido periodos de tristeza, alegría o de emoción y que en cierto modo había sido un pequeño espía de mi vida sin quererlo. Desde el día que vio que el remitente y el destinatario eran la misma persona comenzó a interesarse por mí, al principio pensó que estaba algo loca, pero luego se imaginó una historia sobre porqué me escribía a mi misma. Le pedí que me la contara, pero respondió que mejor me la escribía y me la enviaría por carta. Me pidió que le contestará también a él por carta. Era viudo, sus hijos vivían lejos y ahora que se iba a jubilar no sabía que iba a hacer con su vida. 
Durante muchos años nos carteamos con asiduidad y llegamos a conocernos muy bien y a ser muy buenos amigos. 
Una mañana recibí una carta, con la letra de otra persona, donde me comunicaban su muerte. Me escribía una hija suya. Ella sabía de nuestra correspondencia y decidió comunicármelo. Se lo agradecí por escrito y le reenvié todas las cartas que durante años me había mandado su padre y en las cuales me hablaba de como había sido su vida, de como eran sus hijos, de sus sentimientos por tenerles lejos, de tantas y tantas cosas. Imaginé que sería un buen recuerdo para esos hijos saber cuanto amor sentía su padre por ellos, cuantos sacrificios realizó y entender un poco más a ese gran hombre que fue mi amigo "El cartero".