…Sharbat, una pequeña niña
afgana estaba detrás de una puerta escuchando una conversación que no debería.
El líder decía ¡No
está bien que las niñas estudien, hay que poner fin a esta barbaridad!. Todos
los hombres asintieron, rezaron juntos y posteriormente se organizaron para
envenenar el agua de un colegio al que acudían muchas niñas de la capital
afgana, Kabul.
La
niña se fue corriendo y se lo contó a su madre, pero ella no quiso hacer nada,
tenía miedo. Solo le impidió a su hija ir al día siguiente al colegio para
protegerla, pero no fue capaz de decírselo a nadie y al día siguiente unas 150
niñas que estaban felices aprendiendo fueron envenenadas, muchas están en
estado crítico y otras sufren de fuertes dolores de cabeza y vómitos. Sharbat está bien, pero está triste, su
madre ya no le deja ir al colegio y con ello en vez de hacerle un favor le está
privando de encontrar una vida mejor…