lunes, 19 de agosto de 2013

Sombras de guerra

…Mi sombra me persigue incansable, se ata a mis pies y me acompaña con cada paso que doy, ronronea como un gato entre mis piernas y se alarga o encoge según la hora del día.

Al principio intenté asustarla, le grite que se fuera, que me dejara en paz con mi dolor y mi soledad, pero fue en vano, ella sigue junto a mí.
Hasta que no he estado sola no me he fijado en ella. Antes estaba entretenida con mis hijos, mi marido o mis nietos, pero ahora que los he perdido a todos por culpa de una estúpida guerra y me he visto sola deambulando por los caminos, es cuando, de tanto mirar al suelo, me he encontrado con ella.
Pienso en lo triste que van a ser esas tardes de invierno sin su compañía, sin ninguna compañía. ¡Puta guerra!...

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