…Mi sombra me persigue incansable, se ata a mis pies y me acompaña con
cada paso que doy, ronronea como un gato entre mis piernas y se alarga o encoge
según la hora del día.
Al principio intenté asustarla, le grite que se fuera, que me dejara en
paz con mi dolor y mi soledad, pero fue en vano, ella sigue junto a mí.
Hasta que no he estado sola no me he fijado en ella. Antes estaba
entretenida con mis hijos, mi marido o mis nietos, pero ahora que los he
perdido a todos por culpa de una estúpida guerra y me he visto sola deambulando
por los caminos, es cuando, de tanto mirar al suelo, me he encontrado con ella.
Pienso en lo triste que van a ser esas tardes de invierno sin su compañía,
sin ninguna compañía. ¡Puta guerra!...
No hay comentarios:
Publicar un comentario