jueves, 9 de agosto de 2018

Mi abuela es lesbiana


Mi abuela había cumplido 78 años y a su edad acababa de descubrir que era lesbiana. Vivía en una residencia porque no se podía mover bien ya que le dio un ictus y su lado izquierdo quedó un poco paralizado. El caso es que, como vivía sola desde que mi abuelo murió, decidió que estaría mejor en una residencia. Tenía algo de dinero y mis padres buscaron una residencia donde la gente estaba, en general, en buenas condiciones y tenían muchas actividades. Allí fue donde conoció a Amelia. Desde que se conocieron congeniaron y se hicieron inseparables. Tanto que aunque cada una tenía una habitación individual, pidieron tener una habitación conjunta para pasar junta también las noches. Cuando íbamos a verla coincidíamos con Amelia y fue poco a poco entrando a formar parte de nuestra familia, porque no había cumpleaños o evento al que acudiera mi abuela sin ella. Era una persona dulce, alegre, charlatana, positiva, que ayudó a mi abuela a ser mejor persona. Ella había estado amargada toda la vida porque, todo hay que decirlo, mi abuelo era un tirano machista. Cuando él murió mi abuela comenzó a florecer. Comenzó a hablar más, a opinar más. Antes era una sombra detrás de su marido que no se atrevía a hablar y menos a llevarle la contraria. Ahora gracias a Amelia se la veía feliz, la veíamos reírse, cosa que aún nos impresionaba a todos porque nunca lo hacía estando su marido presente, para que no pensara que se reía de él.
Un día que fui a verla me confesó que estaba en uno de los mejores momentos de su vida, era feliz, hacía lo que quería, tenía amigos, su familia íbamos a menudo a visitarla y tenía a Amelia a su lado. Que más podía pedir a la vida. Salí de allí con un chute de energía, yo que andaba trastocada por una mala relación con un chico, verla a ella, a su edad, siendo tan feliz como yo esperaba serlo algún día me dio esperanzas, me hizo ver que la vida depende de nosotros mismos y que tenemos que ser dueños de nuestra propia vida, ella tenía que haberse revelado antes pero no fue capaz. Ahora estaba empeñada en disfrutar cada instante como si fuera el último.

viernes, 3 de agosto de 2018

La canción del verano

Era nuestra tercera cita. Decidimos ir a la piscina municipal de mi barrio, por lo que yo conocía a mucha gente pero él no. Todo iba muy bien, estuvimos jugando a las cartas, dándonos baños, él no paraba de hacerme reír. Mientras estábamos en la terracita de la piscina, sentados en una mesa tomando algo, su cara cambió por completo, se puso como verde. Yo pensé que iba a vomitar allí mismo, pero de repente salió corriendo como alma que lleva el diablo y se tiró de cabeza a la piscina. Al cabo de unos 3 minutos salió después de estar buceando todo el rato, solo emergía un poco para coger aire y se volvía a sumergir. Yo me quedé sentada con cara de idiota mientras me bebía la cerveza lentamente y pensaba que era un tío muy raro y que a lo mejor le tenía que decir que pasaba de seguir quedando. Me había dejado tirada sin decir nada ¿para irse a bañar? Estaba a punto de levantarme e ir a recoger la toalla al césped y marcharme cuando emergió de la piscina y vino a la mesa como si nada y se sentó mientras sonreía como un idiota.
Me lo quedé mirandolo muy seria y le dije:
¿Te parece bien lo que me has hecho?
¿El qué? Preguntó el muy idiota.
¿Cómo que el qué?, te has pirado sin decir nada y me has dejado aquí como una boba para irte a bañar.
Perdona es que tengo una fobia, no te lo había dicho antes porque pensé que aquí no me iba a pasar… El caso es que ha sonado la canción del verano por el altavoz ambiental de la piscina.
¿Y eso que tiene que ver? Le dije yo.
Pues que mi fobia implica que si escucho la canción que se supone es la principal del verano me vuelvo como loco y tengo que escapar y dejar de escucharla. Debajo del agua casi no se escucha y pensé que era mejor que taparme los oídos delante de ti y que pensaras que no quería oírte.
¿Y cómo sabes cual es la canción del verano? hay muchas.
Verás, tengo también una pequeña manía que consiste es realizar estadísticas sobre las canciones para determinar en base al número de discos vendidos, descargas en youtube, o en spotyfi. En fin, he creado un programa informático que me indica en todo momento cual es la canción que merece esa valoración día a día y la fobia implica que en cuanto sé cual es la canción, si la escucho pienso que el mundo se va a parar o todo explotará o moriré. Por eso tengo que intentar huir de ella.
¡Tú no estás bien chico, necesitas ayuda profesional! Le dije.  Me levanté de la mesa, recogí mis cosas y me marché. Esta vez fui yo la que no dijo nada.
 
Ahora cada vez que escucho la canción del verano me acuerdo de él.