miércoles, 31 de julio de 2013

Saltando las olas

 ...Las olas le daban miedo, cada vez que una se acercaba, la niña salía corriendo hacia su madre dando grititos. Mi hija la miraba sin entender cómo podía tener miedo ¡era solo agua!. Se acercó a ella y le dijo ¡Hola me llamo Ana!¿y tú? ¿quieres se mi amiga?. La niña sonrió y dijo que sí y que se llamaba Lourdes. Y juntas se pusieron hacer castillos de arena, al rato, estaban las dos jugando en el agua y saltando olas. La madre de Lourdes se acercó a mi y dijo que estaba encantada porque mi hija había conseguido lo que ellos en dos días de intentos no habían logrado. Lourdes tenía síndrome de Down y cuando se negaba a algo era muy complicado hacerla cambiar de opinión. En ese momento pensé que ojala los adultos fuéramos a veces más como los niños que no se fijan tanto en las  diferencias, si no en las semejanzas y mi hija solo veía en ella a otra niña con la que jugar y pasarlo bien...

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