viernes, 9 de noviembre de 2012

Problemas de conciencia

...Miró el reloj de la mesilla, aún faltaban cuatro horas para levantarse. Trabajaba de policía pero últimamente no le gustaba su trabajo. La unidad a la que pertenecía era la que cubría los desahucios y por desgracia últimamente raro era el día en que no tenían uno o dos. Sufría teniendo que echar a la gente como él de sus casas, por eso la noche antes de tener que cubrir uno, solía tener problemas para conciliar el sueño pensando en lo que le tocaría ver al día siguiente. Había veces que tenían que coger a la gente entre cuatro compañeros y literalmente echarle a la calle, cogerle por manos y piernas y dejarle en la acera e impedirle subir de nuevo a su casa. Pero tampoco tenía otra alternativa y más ahora que su mujer estaba en paro y solo era su sueldo el que entraba en casa. Quizás algún día serían sus propios compañeros los que vendrían a echarle a él. Desde luego si la cosa seguía así no lo descartaba. El banco en su día les animó a comprar esa casa, que aun no siendo nada del otro jueves tenía un precio desorbitado, inflado por los especuladores, también les había animado a incluir la reforma del piso y el coche nuevo con la hipoteca, entonces todo eran facilidades, pero ahora, sin un sueldo y con dos hijos tenían serios problemas para llegar a fin de mes. Habían puesto a la venta uno de los coches para reducir gastos, pero era tan viejo que nadie lo quería, pero ahora su mujer ya no lo necesitaba para ir a trabajar, un gasto menos, un seguro menos, un impuesto menos. Volvió a mirar el reloj, aún faltaban tres horas para ir a trabajar, que lento corría el tiempo a veces...

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