miércoles, 27 de julio de 2016

Un corazón en Madrid una vida en Alemania


El autobús turístico circulaba por la Gran Vía, ya era de noche y las luces navideñas
iluminaban sus fabulosos edificios. Mis hijos, a pesar del frío, iban señalando con sus deditos emocionados todo lo que les sorprendía: el enorme árbol de navidad de la calle Montera, los vagabundos que dormían entre cartones junto a sus perros ó gatos, los grupos de gente disfrazada con motivos navideños, los escaparates luminosos, las terrazas en la calle con sus estufas encendidas. Sonreían respondiendo con sus manitas a los saludos que les lanzaba la gente cuando les veía pasar en el autobús con aquellos gorritos de reno y de papa Noel. Yo disparaba fotos intentando capturar esos momentos que les habían emocionado, para que en el futuro, desde Alemania, cuando vieran esas fotos recordaran la maravillosa visita a la ciudad que nunca duerme. “Mi Madrid”, donde espero volver algún día, cuando esta maldita crisis acabe.

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