lunes, 27 de enero de 2014

El tornado

...El viento susurra inquieto y golpea mi persiana violentamente. Tengo miedo, sé que es algo absurdo tener miedo de un sonido, pero penetra en mi cabeza y me hace tener pensamientos extraños e inquietantes. Sopla con tesón, se filtra por cualquier agujero, sus interminables y siniestras notas musicales se transforman una y otra vez y me envuelven, me acosan. 
De repente la puerta de mi habitación se abre y aparece mi hermana pequeña, dice que tiene miedo y pregunta si puede dormir conmigo. Mientras se acurruca a mi lado la tranquilizo y le digo que es solo viento, que no pasa nada, pero lo cierto es que mi voz no suena convincente, pero mi dulce hermana me abraza y se duerme plácidamente. Supongo que su tranquilidad al dormir me provoca paz y finalmente termino por cerrar los ojos. 
A la mañana siguiente me despierto con una extraña sensación, un nerviosismo en mi estómago fuera de lo normal. Despierto a mi hermana y juntas abrimos la puerta de la habitación, que ahora da directamente a un campo desolado, lleno de escombros. No hay nada más, el resto de la casa ha volado, literalmente. Incluyendo a mis padres. Solo mi habitación ha quedado milagrosamente intacta. Mi hermana se ha echado a llorar. Yo no tengo lágrimas... se las ha llevado el viento...

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