miércoles, 29 de enero de 2014

¿Vino tinto o vino blanco?

...Se acercó la copa de vino tinto a la nariz, mientras contemplaba disimuladamente los exagerados pechos de su actual acompañante. Saboreó el caldo lentamente, pasando entre sus dientes la lengua mientras intentaba descubrir cada uno de los elementos que daban aquel agradable dulzor. Una pequeña gota fue bajando por su garganta mientras la imaginaba desnuda. La conocía hacía solo un mes pero no había podido dejar de pensar en ella ni un solo día, desde que se acostaron juntos. Sus vestidos ceñidos, sus altos tacones, su pelo largo y negro le impedían pensar con claridad. Llevaba días que no hacía bien su trabajo, por eso se decidió a llevarla con él en aquel viaje, para no tener que distraerse pensando en donde, como, cuando y con quien estaría ella en su ausencia. Le costó reconocerse en aquel hombre celoso, que nunca antes había sido y que ahora le nublaba la mente.

Ella le miraba desde lejos con sus enormes ojos negros, mientras pasaba la lengua  un segundo sobre sus labios rojos, tras saborear una copa de un maravilloso vino blanco afrutado. Estaba realmente impresionada, nunca antes había conocido a un hombre como él, no era guapo, pero al contrario que la mayoría de los hombres que conocía, y que la exhibían como un trofeo, él en cambio la trataba como si fuera un tesoro que había que guardar y proteger. Por eso quiso irse con él de viaje, porque se sentía amada, deseada, pero no como el que cuelga un poster en la pared de su cuarto para que todos lo vean, si no como el que cuelga un Van Gogh en su casa pero no se lo enseña a nadie, celoso de su posesión. Tal para cual, un celoso y una dependiente. Sus miradas se cruzaron y ambos levantaron su copa en señal de brindis mientras se sonreían, cada uno absorto en sus pensamientos.

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