martes, 15 de noviembre de 2022

La casa de papel

Ahora, ya vestido con el mono de la prisión, se sentía a salvo. Su cara reflejaba una extraña sonrisa de complacencia, que el resto de los presos confundía con locura. 

Corría el rumor de que era un tipo peligroso. 

Lo que no sabían era que todo el circo mediático que había montado, con rehenes incluido, era solo una treta para que lo metieran en la cárcel y poder tener una cama, tres comidas al día y las medicinas que necesitaba. 

Desde que murió su mujer y su hijo ludópata le arruinó.

¿Dónde iba a estar mejor a su anciana edad?

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