martes, 15 de noviembre de 2022

También tengo sentimientos

El ciervo se quedó quieto un instante. Llevaba muchos minutos corriendo de forma desenfrenada intentando escapar del fuego. Pero no veía salida posible, estaba rodeado de fuego. 

Conmenzó a tener problemas para respirar, agonizaba y sus llorosos ojos se salían de las órbitas. 

Se derrumbó y cuanto estaba en el suelo dejándose morir, un pequeño conejo apareció a sus pies. Le pateó para hacerle reaccionar. Cuando el ciervo levantó la cabeza le vió y sintió que aún tenía fuerzas, que ahora no estaba solo y tenía que buscar una salida por el bien de ese pequeño conejo. Sacó fuerzas de donde no las tenía. El conejo salto a la grupa del ciervo y ambos comenzaron a adentrarse de nuevo en el fuego.

Días más tarde los bomberon encontraron los cuerpos de los dos animales juntos y exhaustos pero vivos. El cuerpo del ciervo estaba muy quemado pero protegía al conejo. 

Desde ese día se hicieron inseparables y en el centro de recuperación de animales tuvieron que mantenerles juntos durante la recuparación porque ambos se escapaban para buscarse. 

Ahora el problema era como hacer para devolverles a su quemado mundo.




No hay comentarios:

Publicar un comentario